Tras el parto, muchas mujeres sienten una presión inmediata por “volver a ser como antes”. La idea de recuperar el cuerpo rápidamente se repite en redes sociales, medios y comentarios familiares. Pero el cuerpo posparto no está roto ni necesita ser arreglado: está vivo, cambió por una razón poderosa y merece respeto. Este artículo propone una mirada amorosa, realista y libre de exigencias sobre el cuerpo después del nacimiento.
El cuerpo no necesita “recuperarse”, necesita ser acompañado
Tu cuerpo no se perdió. Se transformó. Acompañó la gestación, el parto, la lactancia, el sostén físico y emocional de un nuevo ser.
- Tu abdomen se expandió.
- Tus caderas cambiaron.
- Tus senos se adaptaron.
- Tus hormonas siguen fluctuando.
Todo eso es parte del proceso, no un desajuste a corregir.
¿Recuperar qué, exactamente?
La frase “recuperar el cuerpo” suele esconder:
- Expectativas estéticas impuestas.
- Idealización de una figura anterior.
- Presión para “volver a ser productiva” rápido.
- Invisibilización del proceso posparto.
El cuerpo posparto no tiene que ser el de antes, porque vos tampoco sos la de antes.
Lo que sí podés hacer (si querés)
1. Escuchar tu cuerpo
¿Tenés hambre? ¿Dolor? ¿Cansancio? ¿Necesidad de moverte? Honrá eso. La reconexión empieza por la escucha.
2. Alimentarte bien, sin restricciones extremas
Comé alimentos nutritivos, ricos, accesibles. No necesitás dietas estrictas. Necesitás energía.
3. Moverte con suavidad
Cuando te sientas lista, podés:
- Caminar al sol.
- Estirarte con calma.
- Hacer ejercicios de suelo pélvico guiados.
No por estética, sino por salud y bienestar.
4. Rodearte de discursos reales
Seguí cuentas, leé textos y hablá con personas que valoren la maternidad real y no te vendan cuerpos imposibles.
Lo emocional también es parte del cuerpo
El rechazo corporal muchas veces no tiene que ver con lo físico, sino con lo emocional:
- Cambiaste de rol.
- Estás vulnerable.
- Te cuesta reconocerte.
No estás sola. El cuerpo necesita tiempo, ternura y palabras amables.
Qué podés decirte en vez de criticarte
- “Mi cuerpo es fuerte.”
- “Merezco descanso.”
- “No tengo que volver a nada, estoy construyendo algo nuevo.”
- “Mi valor no depende de cómo luzco.”
Tu cuerpo no es solo forma: es historia, es sostén, es hogar.
No te apures. No te exijas. No te juzgues.
No estás compitiendo. Estás viviendo una transformación profunda. El tiempo que necesites está bien. El ritmo que lleves es válido. La imagen que veas en el espejo no define tu maternidad.