El sueño infantil es uno de los temas que más preocupa a madres y padres. Especialmente durante los primeros años, los despertares nocturnos son frecuentes, normales y, a veces, agotadores. Lejos de “problemas”, son parte del desarrollo neurológico y emocional del niño. En este artículo, te comparto cómo acompañar esos despertares con respeto, empatía y sin recurrir a métodos rígidos.
¿Por qué se despiertan los niños por la noche?
- Ciclos de sueño más cortos que los adultos.
- Necesidad de alimentación.
- Inmadurez del sistema nervioso.
- Separación del adulto (angustia de desapego).
- Procesamiento de estímulos del día.
- Brotes de crecimiento, dientes, enfermedades o cambios de rutina.
No es un fallo del niño, es parte de su naturaleza.
Qué es un enfoque respetuoso del sueño
- No se basa en forzar al niño a “aprender” a dormir solo.
- Reconoce el despertar como una necesidad legítima.
- Propone acompañar al niño con amor y sin dejarlo llorar solo.
- Tiene en cuenta las emociones, el vínculo y la biología.
Dormir no es un hábito que se enseña por repetición, sino un proceso que se madura con seguridad.
Qué hacer ante los despertares
✅ Responder con calma
“Estoy acá, mi amor.”
La tranquilidad del adulto ayuda a que el niño se relaje.
✅ Evitar la sobreestimulación
Hablar bajo, no prender luces fuertes, no jugar. El entorno debe seguir comunicando “es hora de descansar”.
✅ Acompañar con contacto físico
Abrazar, acariciar, ofrecer pecho o biberón si lo necesita. El cuerpo es contención.
✅ Ser coherente con las rutinas
No hace falta rigidez, pero sí una secuencia predecible: cena, baño, cuentos, dormir.
✅ Si colechás, hacelo con seguridad
El colecho (dormir juntos) puede facilitar el descanso de todos, siempre que se respeten las condiciones seguras (colchón firme, sin almohadas grandes, adulto sobrio y sin cigarro, etc.).
Qué no hacer
- Dejar llorar solo como método.
- Castigar por “no dormir bien”.
- Compararlo con otros niños.
- Desesperarte si “ya debería dormir toda la noche”.
Cómo cuidar tu descanso también
- Dormí cuando puedas (aunque sea de día).
- Pedí ayuda para que alguien cuide al bebé unas horas.
- Turnate con tu pareja si es posible.
- Disminuí otras exigencias: no todo tiene que estar perfecto.
Tu descanso también importa. No lo subestimes.
¿Cuándo consultar?
- Si el niño llora de forma muy intensa y no se calma con contacto.
- Si hay signos de dolor físico persistente.
- Si vos sentís que ya no podés más.
En ese caso, consultá con pediatra o profesional del sueño respetuoso.
Esto también va a pasar
Aunque hoy parezca eterno, el sueño madura. Los despertares se espacian. El niño aprende a dormir más horas cuando se siente seguro. Acompañar hoy es invertir en su bienestar de mañana.