Tras el nacimiento de un bebé, es común que familiares y amigos quieran conocerlo lo antes posible. Aunque el cariño es bienvenido, no siempre las visitas son oportunas ni respetuosas del momento delicado que se está viviendo. La madre necesita descansar, el bebé adaptarse al mundo y la familia encontrar su nuevo equilibrio. En este artículo, te comparto cómo establecer límites con amor y crear un ambiente de respeto y contención en los primeros días.
Por qué es importante regular las visitas
- La madre está en recuperación física y emocional.
- El bebé necesita calma, contacto y pocos estímulos.
- La familia necesita intimidad para conocerse y vincularse.
Las visitas mal gestionadas pueden generar estrés, interrupciones en la lactancia o incluso incomodidad emocional.
Cuándo empezar a recibir visitas
No hay una regla única. Algunas familias desean visitas desde el primer día, otras prefieren esperar una o dos semanas. Lo importante es que sea una decisión consciente, no una obligación social.
Preguntate:
- ¿Estoy cómoda?
- ¿El bebé está tranquilo?
- ¿Necesito ayuda o solo compañía?
- ¿Tengo energía para conversar o atender?
Si la respuesta es no, tenés derecho a decirlo.
Cómo comunicar los límites con claridad
✅ Antes del parto
Podés avisar con antelación tus preferencias:
“Vamos a tomarnos unos días para estar solos y después organizamos visitas.”
“Preferimos visitas cortas y con aviso previo.”
✅ Después del nacimiento
Si alguien insiste, respondé con firmeza y amabilidad:
“Gracias por querer conocer al bebé. Te avisamos cuando estemos listos.”
“En este momento necesitamos descansar, ya te vamos a invitar.”
Podés delegar esta comunicación en tu pareja o alguien cercano si no te sentís con fuerzas.
Reglas básicas para visitas respetuosas
- Lavarse las manos antes de tocar al bebé.
- No besarlo (especialmente en la cara o manos).
- No ir si estás enfermo o con síntomas.
- No fumar antes ni durante la visita.
- Respetar los horarios de descanso.
- No dar consejos no solicitados.
Qué tipo de ayuda sí puede ser bienvenida
- Llevar comida preparada.
- Cuidar al hermano mayor un rato.
- Hacer compras o trámites.
- Ofrecerse a limpiar, ordenar o poner una lavadora.
- Escuchar sin juzgar.
La mejor visita es la que acompaña sin invadir.
Y si alguien se ofende…
Recordá: poner límites no es ser grosera, es cuidarte y cuidar a tu bebé. Quien se ofenda por un límite amoroso probablemente necesita revisar sus propias expectativas, no tu comportamiento.
Tu casa, tus reglas
El postparto es un momento vulnerable. Merecés que tu espacio sea protegido, tu descanso respetado y tus emociones contenidas.