El ingreso al jardín infantil (guardería, preescolar o maternal) es un hito importante para el niño y su familia. Marca el inicio de una nueva etapa: socialización, autonomía, rutinas fuera del hogar. Pero también puede generar ansiedad, miedo y llanto —tanto en los niños como en los adultos. Acompañar este proceso de forma amorosa, respetuosa y gradual puede hacer toda la diferencia. En este artículo, te comparto cómo transitar esta transición sin traumas.
¿Por qué puede costar el ingreso al jardín?
- Es la primera separación prolongada de las figuras de apego.
- Aparecen nuevas reglas, espacios y personas desconocidas.
- Cambian las rutinas de sueño, juego y alimentación.
- El niño aún no tiene herramientas verbales para expresar todo lo que siente.
No es “capricho”. Es adaptación.
Qué necesita el niño en este momento
- Seguridad emocional.
- Previsibilidad.
- Acompañamiento sensible.
- Respeto por su ritmo.
Un entorno amoroso y contenedor hace que el jardín se convierta, poco a poco, en un lugar seguro.
Antes del ingreso: preparar con anticipación
✅ Hablar del jardín con entusiasmo
“Vas a jugar, conocer amiguitos, pintar…”
Evitá transmitir ansiedad o decir cosas como “ya vas a ver lo bien que te va a ir” si vos misma estás dudosa.
✅ Visitar el lugar antes
Conocer las maestras, recorrer el espacio y jugar un rato ahí si es posible, ayuda a anticipar.
✅ Leer cuentos sobre el tema
Historias con personajes que empiezan el jardín permiten que el niño se identifique y entienda mejor el proceso.
✅ Jugar a “hacer de cuenta”
Simular situaciones del jardín (almorzar, guardar juguetes, despedirse) permite ensayar desde el juego.
Durante los primeros días
✔ Hacer una adaptación gradual
Si el jardín lo permite, que los primeros días sean más cortos y con acompañamiento progresivo. Por ejemplo:
- Día 1: 1 hora con mamá/papá.
- Día 2: 1 hora solo.
- Día 3: 2 horas, etc.
✔ Despedirse siempre
Nunca te vayas sin avisar. Aunque llore, necesita saber que te vas, pero volvés.
“Voy a trabajar y vuelvo después de la merienda. Te amo mucho.”
✔ Validar sus emociones
“Es normal que llores, es algo nuevo.”
“Te entiendo, también te extraño.”
No intentes distraerlo para evitar el llanto. Nombrar lo que siente lo ayuda a elaborar.
✔ No comparar con otros niños
Cada uno tiene su propio ritmo. Unos se adaptan en un día, otros en semanas.
Qué hacer si llora mucho
- Preguntar cómo está dentro del jardín (a veces llora al entrar y luego juega).
- Mantener la rutina constante.
- Crear rituales de despedida: una canción, un abrazo especial, un objeto de apego.
- Acompañarlo con paciencia. El llanto no siempre indica que “lo está pasando mal”, sino que está procesando la separación.
Cuándo preocuparse
- Si el llanto es inconsolable por horas durante varios días seguidos.
- Si hay cambios extremos de comportamiento (agresión, mutismo, regresión).
- Si el jardín no respeta los tiempos del niño o lo deja solo sin contención.
En esos casos, revisá si ese espacio realmente acompaña desde la crianza respetuosa.
También vos necesitás acompañamiento
El duelo por separarte, la culpa, el miedo… todo eso también es parte. Hablá con otras madres, compartí lo que sentís y pedí contención si la necesitás.
El jardín puede ser un lugar de crecimiento
Con respeto, tiempo y conexión, el ingreso al jardín se transforma en una experiencia enriquecedora. Tu presencia emocional, aun cuando no estés físicamente, es la base de esa seguridad que tu hijo necesita para explorar el mundo.