Hay momentos en la maternidad en los que, simplemente, sentís que no podés más. Que el cansancio te desborda, que la paciencia se terminó, que el llanto del bebé te atraviesa, que la casa te cae encima, que nadie comprende lo que estás viviendo. Esos momentos existen, son reales, y no te hacen una mala madre. Este artículo es un abrazo, un respiro y una guía para cuando todo se vuelve demasiado.
Nombrar lo que te pasa: el primer alivio
Decir “no puedo más” no es rendirse, es reconocer un límite humano. No sos un robot, no sos una heroína. Sos una persona que cuida, que ama, que se entrega… y que también se agota.
“Estoy cansada.”
“No me siento bien.”
“Necesito ayuda.”
“Esto me está superando.”
Ponelo en palabras. Es el primer acto de autocuidado.
Reconocer que no estás sola
A muchas madres les pasa. Aunque no lo digan. Aunque lo oculten con una sonrisa. Aunque lo disimulen en redes sociales.
Lo que sentís tiene sentido.
Buscar compañía en otras madres, grupos de apoyo o espacios seguros puede aliviar más de lo que imaginás.
¿Qué podés hacer en ese momento?
1. Respirar y detenerte
Aunque sea 2 minutos. Cerrá los ojos. Inhalá profundo. Exhalá lento. Poner pausa al caos interno ayuda a recuperar perspectiva.
2. Alejarte si es seguro
Si estás por explotar, poné al bebé en un lugar seguro (cuna, corralito) y salí un momento a respirar. No es abandono. Es prevención.
3. Pedir ayuda sin culpa
A tu pareja, a tu mamá, a una vecina, a una amiga.
“Necesito que vengas.”
“¿Podés quedarte un rato?”
“¿Podés traerme algo de comer?”
Pedir ayuda no te hace débil, te hace sabia.
4. Bajar las expectativas
No todo tiene que estar hecho hoy. No todo tiene que salir bien. Tu valor no depende de lo productiva que seas.
5. Volver a lo esencial
- Comé algo.
- Dormí aunque sea 15 minutos.
- Tomá agua.
- Lavate la cara.
- Escuchá una canción.
Tu bienestar es una prioridad, no un extra.
Frases que podés repetirte
- “Esto es difícil, pero no es para siempre.”
- “No estoy sola, aunque así lo sienta.”
- “No tengo que poder con todo.”
- “Merezco descanso, amor y respeto.”
- “Mi hijo necesita una madre real, no perfecta.”
Cuándo buscar ayuda profesional
Si sentís:
- Tristeza o vacío constantes.
- Ganas de llorar todos los días.
- Desconexión con tu bebé.
- Pensamientos negativos sobre vos o tu hijo.
- Deseos de desaparecer o autolesionarte.
Pedí ayuda profesional. No esperes. No minimices. Merecés estar bien.
No estás fallando. Estás sintiendo.
La maternidad te transforma, te exige, te confronta. Y también te abre a lo más profundo del amor. Sostenerlo todo sola no es posible. Y no hace falta.
A veces, el mayor acto de amor es pedir un abrazo. Un rato de silencio. Un día sin presiones.